miércoles, 14 de marzo de 2012

LA ALONDRA CANTARINA Y SALTARINA II

Y cuando entró en su casa lo primero que se encontró no fue sino a su hija menor y
más querida, que vino corriendo y le besó y le abrazó, y cuando vio que había traído
una alondra cantarina y saltarina se alegró todavía más.
El padre, sin embargo, no pudo alegrarse, sino que se echó a llorar y dijo:
-¡Ay, qué dolor, mi querida niña! ¡El pequeño pájaro bien caro lo he comprado,
pues por él he tenido que prometer que te daría a un león salvaje, y cuando te tenga te
hará pedazos y te comerá!
Y entonces le contó todo lo que había ocurrido y le suplicó que no fuera, pasara lo
que pasara. Pero ella le consoló y le dijo:
-Queridísimo padre, si lo habéis prometido tenéis que cumplir vuestra palabra; iré
y ya apaciguaré yo al león para poder volver sana y salva a casa con vos.
A la mañana siguiente hizo que le indicaran el camino y se internó confiada en el
bosque. El león, sin embargo, era un príncipe encantado y durante el día era un león y
con él toda su gente se convertía en león, pero por la noche todos recuperaban su
figura habitual.
Cuando ella llegó la trató con muchísima amabilidad y se celebró la boda, y por la
noche él era un hombre muy guapo, y a partir de entonces velaron por la noche y
durmieron durante el día y vivieron felices juntos durante una larga temporada.

No hay comentarios: